Rock, mujeres y su roll.
El pasado 4 de junio, cerró la 4a edición de este Festival con actividades audiovisuales y musicales de distintos tipos y tonalidades, con mujeres al frente de ellos, como la proyección del Documental «Frida Kahlo, entre el placer y el dolor».
La parte musical corrió a cargo de bandas integradas por mujeres como Trauma SLP»» quienes proyectaron poder femenino bajo un sonido trash. A manera de alto contraste en los estilos, pero siguiendo con la buena calidad musical, se presentó Nami 2, grupo de jrock que interpreta covers de la banda japonesa Scandal. Continuó la tarde con Lucy 7 con un sonido alternativo que llamó mucho la atención. Encabronados entraron a escena gozando hacer música y haciendo gala del punk rock latinoamericano. Dentro de los grupos que tuvieron colaboraciones se presentó Koltdown quien dio la estafeta para que luciera Cinthya Blackcat en la guitarra y Mireya Driven en la voz. Las Navajas hicieron su aparición a ritmo de rock and roll y lograron una colaboración por demás emotiva con 4 niñas que se encontraban en el público. La noche cerró con Solidus haciendo vibrar el escenario.
De manera intercalada, se llevaron a cabo dos mesas- conversatorios. Una, donde las colectivas Tarantella y Colectiva Histeria Femenina platicaron sobre algunas temáticas de la escena rockera, como su lucha y reivindicación musical con propuestas originales, feministas, que dicen «Si nadie nos canta, nosotras cantamos» en una expresión muy de riott grrrls. También hablaron sobre su Manifiesto de donde impulsan sus ideas y que les permiten articular proyectos como el fanzine Tarantella.
En la otra mesa, participaron Iliana Rodríguez, Fatima Bite Ramos , Judith León Betancourt, Ana Rivero, Rosario Cabrera, Sandra Cuevas y Blanca Palacios, mujeres que se desempeñan como Managers o Promotoras de espacios musicales. Mujeres empoderadas e innovadoras de sinergias a favor de sus representados. Esta mesa parecía una especie de portada del FORBES rockero, con mujeres admirables que conglomeran grandes proyectos a favor de la escena musical y que lo hacen una opción de negocio rentable y no sólo una pasión por la música.
Para que los temas de las mujeres se transversalicen, más allá de la ideología feminista que muchas promovemos, se debe insistir en remover conciencias y actitudes, en este caso de los mismos organizadores. El público si bien entusiasta, fue poco para un cierre de festival, nos parece que producto de una mala convocatoria.
Por otra parte, es una absoluta falta de respeto a las invitadas y bandas que no hubiera un programa certero de los horarios. Buscaban detener mesas cuando ya habían iniciado o los moderadores sesgaban la participación, no en función de los tiempos sino de tratar de destacar en sí mismos.
El colmo es que el mismo staff de LATA Iztacalco suba y mueva micrófonos ¡cuando están las bandas tocando! O que una de las bandas, desde nuestro punto de vista, no tenía razón de estar ahí, pues no tenía mujeres en su alineación, ni tuvo invitadas y abrió diciendo solo que sabían que la banda no tenía mujeres pero que «nos quieren mucho». Inaceptable, dada la naturaleza del evento. Existen muchísimos proyectos más, integrados por mujeres que pudieron ocupar ese espacio.
Ojalá que los otros 2 días se haya desarrollado distinto el festival, pero no podemos perder de vista o invisibilizar estas acciones. Las mujeres del rock tienen mucho que decir, y muchxs queremos escucharlas. Esperamos la siguiente edición para elogiar a la organización, de momento dejan mucho para reflexionar.
Fotos: Aranda David
Texto: Brenda Palafox