SERRAT EL NANO, Y EL VICIO DE CANTAR
A finales del 2021, entre la crisis mundial por el COVID, Joan Manuel Serrat, el queridísimo Nano catalán, anunció que se retiraba de los escenarios. Una última gira de despedida, que comenzó el pasado abril, en Nueva York, y culminará en su tierra de origen, Barcelona, para cerrar el año: “El vicio de cantar: 1965-2022”.
En México, tendremos la oportunidad de despedirnos en cuerpo, voz y corazón de Juanito, el próximo 21 de octubre, en el Zócalo chilango, en el marco de la 50 edición del Festival Internacional Cervantino (FIC). Posteriormente, se presentará en la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato.
Nuestras abuelas y abuelos, padres y madres, hermanas, hermanos, y nosotras/os, al menos una vez en la vida habremos escuchado alguna canción del Noi del Poble Sec (el chico del Poble Sec). “Cantares”, un himno, y el “caminante no hay camino, se hace camino al andar”, una frase que se nos forjó en el alma.
Pero Serrat ha sido mucho más que un recorrido de 57 años en la poesía, la letra y la música de aquellas pequeñas (y grandes) cosas.
En noviembre de 1969 se presentó por primera vez en México, en el Palacio de Bellas Artes. Para esos ayeres, el Nano (en catalán, chaval o chico, sobrenombre que le dio su descubridor, el locutor de radio Salvador Escamilla), era uno de los más importantes representantes de la Nova Cançó catalana, género musical que defendía el uso de la lengua de Cataluña ante los embates del régimen franquista. El ser disidente y crítico de la dictadura le valió estar exiliado en nuestro país durante 1975.
En esos tiempos turbulentos, Serrat musicalizó a poetas españoles como Rafael Alberti (“La Paloma”), le siguieron LP´s con poesía de Antonio Machado y Miguel Hernández. La interpretación de “Para la libertad”, de Hernández, poema emblemático y combativo, le valió a Serrat el honor compartido con estos poetas, de ser prohibido en la España franquista.
No fueron los únicos. León Felipe, Mario Benedetti, Federico García Lorca, José Agustín Goytisolo, Luis García Montero, Jaime Sabines, Eduardo Galeano, además de varios bardos catalanes, han dado letra y belleza a las canciones de Juanito.
Aun más, sus propias composiciones, a la altura de todos los grandes poetas mencionados. Tu nombre me sabe a hierba, La mujer que yo quiero, Fiesta (censurada), Lucía, Penélope, Mi niñez, Hoy puede ser un gran día, De cartón piedra, y tantísimas más… Y Mediterráneo. Rola estelar en el andar del Nano. Origen, raíces, orgullo, añoranza, nostalgia. En 2004 fue elegida la mejor canción de la historia de la música popular en España, enorme paradoja para un cantautor prohibido en su momento. Y fue también nombrada la mejor canción del pop español por la revista ‘Rolling Stone’ en 2010.
Desde su primer sencillo (“Una guitarra”- 1965), hasta la “Orquesta del Titanic” –2012, colaboración con Joaquín Sabina-¸ en el andar de Serrat se acumulan 32 discos de estudio (11 de ellos en catalán); 6 grabados en vivo, y 13 recopilatorios. E innumerables emociones, recuerdos y sentimientos cómplices entre el cantautor y sus admiradores también.
57 años de caminante, generaciones enteras que, gracias a él, conocen de la vida, la libertad, el amor, la poesía y la vida cotidiana. Serrat, eres y serás único.
Al escribir estas palabras, sin pensarlo siquiera, brotaron unas lágrimas. Sé que fueron en recuerdo de mi padre, Jesús María Aranda Sánchez, quien fue un gran admirador de Serrat, y quien nos lo presentó a sus hijos. A él le dedico este texto.
Por : Olivia Aranda / Fotorock21