Sons of Apolo en Circo Volador

Los hijos de Apolo se presentaron en la Ciudad de México, haciendo honor a su nombre. Día lluvioso y caótico como suele ser en esta gran capital, en punto de la 8 de la noche se hizo presente God of the Sun, y primer track que dio vida a este nuevo disco Psychotic Symphony, seguida de Signs of the Time y Divine Addiction. Si bien el sitio daba más capacidad de asistencia y dada un poco la discreta promoción de sus organizadores, en mi opinión, el lugar le quedó limitado a la banda, pero no por su capacidad virtuosa, sino por ser una velada exclusiva a un grupo de alrededor de 800 personas, que sabían a que se enfrentarían. En el setlist se hicieron presentes dos canciones de Dream Theater del disco Falling Into Infinity y Just let me Breath, donde al final de la interpretación, Jeff Scott Soto agradeció muy efusivo a la asistencia y externó su felicidad de estar por primera vez en México. Canciones como The Prophets song y Save Me del emblemático Queen hicieron la parte melódica donde destacó su gran capacidad vocal. Un disco que nos transmite algunos pasajes a lo Deep Purple, Dream Theater o Planet X, y nos deja claro que es un disco bien producido y ejecutado, pero viniendo de estas genialidades, uno pudiera esperar más. La pirotecnia sonora a cargo de cada uno de los integrantes, Derek Sherinian y Jeff Scott Soto, fueron los solos más destacados, mientras las ejecuciones de Billy Sheehan, Mike Portnoy y Ron Thal, hicieron lo propio de manera asombrosa, dejando nuevamente su tarjeta de presentación para aquéllos que no tenían el gusto de deleitarles. Un recital donde se tocaron todas las piezas que componen el Psychotic Symphony, haciendo un reconocimiento particular en Opus Maximus -que fue la parte cúspide del concierto- donde cada uno de los hijos del Dios de la Música, hizo volar cabezas con su espectacular ejecución. Sin duda alguna, fue una noche prodigada de virtuosismo, con la garantía que respalda a los integrantes de esta banda, quienes una vez más dieron fe de su inigualable capacidad de crear en la mente de los melómanos asistentes, parte de los mejores momentos de sus vidas.

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Texto : Frank Hue / Fotorock21

Foto: Andé Dulché

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