¿Por qué aprender música?

“Deseo formar buenos ciudadanos, seres humanos nobles. Si un niño oye buena música desde el día de su nacimiento, y aprende a tocar él mismo, desarrollará sensibilidad, disciplina y paciencia, adquiere un corazón hermoso”

Dr. Shin’ichi Suzuki (Músico y pedagogo)

Imaginemos que regresamos en el tiempo a los primeros años de nuestra infancia (aprovechando que recientemente fue Día del niño), a esos primeros años en la escuela donde el juego, los gritos y las sonrisas eran la constante del día, imaginemos que  en vez de tomar aquellas materias tan raras, complicadas o aburridas, hubiésemos tenido como herramientas principales un par de  instrumentos en clase y mucha, mucha música en el salón de clases (entra fondo musical favorito), nuestra enseñanza inicial y nuestra formación serían completamente diferente.

La música nos sensibiliza de tal manera que ayuda a ejercitar el alma y ayuda fortalecer nuestro ser, ya sea como un simple escucha o como intérpretes de cualquier género existente, la música nos enseña a escuchar y nos conecta con el corazón (esa parte del organismo que sirve no solamente para bombear sangre a nuestro cuerpo) y  es cierto lo que decía Paulo Freire, “sólo aprendemos lo que nos emociona”, y deberíamos emocionarnos más, para aprender más cosas, dado que el arte de aprender va de la mano de la emoción y todos deberíamos de desarrollar la capacidad de aprender música a lo largo de nuestra vida.

Al igual que libros en la casa, deberíamos tener también instrumentos en el hogar, aprender a tocarlos, aprender de ellos, ya sea a temprana edad o a lo largo de nuestra vida deberíamos darle más importancia a los estudios musicales, ya sea de forma autodidacta o en estudios formales, todo esto nos ayudaría a escuchar mucho mejor al otro y escucharnos a nosotros mismos. He conocido personas mayores que han empezado sus estudios musicales y su impresión es la misma como la de un niño a temprana edad en sus primeras lecciones, se emocionan y sienten con cada nueva nota que aprenden a tocar.

Ya lo decía Victor Wooten, “para aprender es necesario abrazar el error, en vez de corregirlo, como un niño al tocar una guitarra al aire, no existen notas incorrectas”, entre más jugamos a tocar, más aprendemos. “La música viene del músico, no del instrumento, el lenguaje (musical)  funciona mejor si tenemos algo interesante que decir.” Teoría y técnica van de la mano, pero la parte que nos falta desarrollar es la parte de nuestra voz interna, lo que dicta nuestro ser. Al preguntarle a la pianista y maestra Teresita Gómez cuál es el alumno ideal respondía: “el que está perdidamente enamorado de la música” y es cierto, si nos enamoramos perdidamente de la música, podremos desarrollar una realidad más  placentera.

El mundo y la sociedad moderna serían totalmente distintos si pusiéramos más énfasis en la acción de aprender música, nos ayudaría a formar mejores ciudadanos y seres humanos más conscientes que tanto necesita este lugar. El camino es largo, pero debemos confiar en la música como camino del corazón.

Charles Gnomosky

Comments

comments

A %d blogueros les gusta esto: